JUDITH RÍOS
El
día 22 de abril salió publicada en el apartado de internacional del
periódico El País una noticia que sin lugar a dudas llama la
atención respecto a las que la rodeaban, mayoritariamente las elecciones de
Francia. El titular era sugerente y curioso: Los tuaregs salvan a los
extranjeros de las garras de los terroristas en Malí. En el desarrollo
de la noticia nos explican cómo un grupo llamado Movimiento Nacional de
Liberación del Azawad (MNLA), fue clave para sacar sanos y salvo a una
gran cantidad de extranjeros residentes en el Malí septentrional, entre ellos
un español, acechados por una rama magrebí de Al Qaeda (AQMI) y de un
nuevo grupo, el Movimiento para la Unidad del
Yihad en África Occidental (MUYAO).
Esto da que pensar, a pesar de que creemos que
tenemos muchos conocimientos sobre las etnias o tribus que hay en el mundo,
¿cómo de seguros estamos?, ¿cómo hemos recabado esa información respecto a
ellos? Son comunes los reportajes y programas dedicados a estas civilizaciones.
Nos exponen como se desarrolla en su comunidad la vida de ese pueblo,
pero mediatizados por las cámaras, esos “seres” que en muchas ocasiones no
habían visto antes en su vida.¿No está influenciada esa actitud con el hecho de
estar grabándolos? Son muchos los pueblos que han hecho de este modus
operandi su modo de vida. Permiten ser grabados en su vida diaria a
cambio de comida o dinero.
En muchas ocasiones son actores nativos del país que
se hacen pasar por integrantes de esa tribu, para ser filmados para un
documental o programa, es decir, es un trabajo más. Por lo tanto, los realities
no deben ser una fuente muy fidedigna para concretar que sabemos mucho sobre un
pueblo o etnia.Dentro de este punto también podemos deducir que no siempre son
las tribus tal y como nos las muestran. El papel del editor hace que se
modifique en muchas ocasiones el punto de vista desde el que Occidente observa
esos programas. ¿Son en realidad tan macabros los Suri de Etiopía porque sus
mujeres lleven los platos de barro en sus labios incrustados? Para ellos es su
forma de vida, y por mucho que los occidentales que viajen a sus pueblos con
dotes de superioridad, y dando la impresión de que estos poblados están en el
tercer mundo, ellos son felices así. Y pueden, incluso, considerar que los que
de verdad son “pobres” son esos occidentales que no se conforman con lo que
tienen, y tienen que viajar para encontrar felicidad.
La sociedad occidental
quiere ver cosas “exóticas”, y la televisión se lo da. No es nuevo el formato
del todos conocido “Perdidos en la Tribu ”,
que nos muestra como una familia española se adentra en las más profundas
costumbres de una cultura totalmente diferente a la suya. Pero esto viene de
largo, porque los documentales de estos pueblos se han sucedido a lo largo de
los años de televisión. Hemos utilizado sus culturas como algo al que nunca
podríamos llegar, incluso como modo de diversión y entretenimiento, sin pensar
que son personas, al igual que los europeos o norteamericanos, y que es
posible, que ellos se sientan orgullosos de ser como son.Como en el caso de la
tribu de Tuaregs que ayudaron a turistas a salir sanos y salvos a pesar de la
amenaza de secuestro, no todo lo que nos enseñan en esos programas o
documentales es cierto, ya que al igual que en nuestra sociedad hay diferencias
sustanciales entre unas personas a otras, dentro del estereotipo de cada pueblo
hay diferencias, que en ocasiones los alejan, y en otras lo acercan a nuestra
forma de ser la vida. Una forma ni mejor ni peor, diferente